El pecado es todo aquello que va en contra del carácter de Dios. Quebrantar la ley de Dios es pecado, dice 1 Juan 3:4 «Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley», pero no la única; ir en contra de la voluntad de Dios es pecado, como por ejemplo «al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado» (Santiago 4:17).

¿Pecador? ¿Yo?

No quisiera que pensaras que el pecado es algo que tiene que ver con otros pero no contigo y por eso te mostraré algunas formas en que podemos pecar:

• Malos pensamientos: Jesús dijo que del «corazón salen los malos pensamientos… y contaminan al hombre» (Marcos 7:21,23). Es en nuestra mente donde, fundamentalmente, se originan muchos otros pecados, pero aunque no cometamos la acción el sólo pensar en esto ya hemos pecado contra Dios.
• Lo que decimos: mentiras, «los labios mentirosos son abominación a Jehová» (Proverbios 12:22; Romanos 3:13-14; Apocalipsis 21:8), blasfemias (Santiago 3:9), malas palabras (Efesios 4:29) y muchas otras maneras de pecar con nuestra lengua (Santiago 3:6).
  Adulterio: adulterio (Santiago 2:11), fornicación (1 Corintios 6:18), homosexualidad (Romanos 1:26-27) son pecado. Pero el Señor Jesucristo fue más allá de la acción misma para enseñarnos que podemos quebrantar este mandamiento incluso en nuestros pensamientos: «Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón» (Mateo 5:28).
• Robo: delante de Dios no se trata de la cantidad que se roba sino de la acción como tal es pecado, así que incluso lo más pequeño que hayamos tomado sin ser nuestro ya hemos pecado (Romanos 13:9).
  Idolatría: dar el primer lugar, o adorar, a otra cosa que no sea Dios es idolatría (1 Corintios 10:14; 1 Pedro 4:3). Puede ser adorar una imagen (Éxodo 20:4), o una persona (bien sea que haya muerto o que esté viva aún), el dinero o el trabajo pueden ser un ídolo si le damos el primer lugar, en lugar de dárselo a Dios. Dios exige que «Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento» (Marcos 12:30). ¿Puedes decir que has amado a Dios de esta manera a lo largo de toda tu vida?
• No hacer el bien: aun cuando no se esté haciendo algo malo pero al dejar de hacer lo bueno también es pecado. Así lo dice Santiago 4:17 «y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado».

Pero hay muchas otras maneras de pecar. «Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican» (Romanos 1:28-32). ¿Se identifica usted con alguna de estas cosas? Dios, que puede ver el corazón de todas las personas, ha declarado que el pecado está en el corazón de todo ser humano. «No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno… Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:10-11, 22-23). «Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos» (Santiago 2:10). Si alguien dice que no tiene pecado entonces está diciendo que Dios es mentiroso (1 Juan 1:10).

Consecuencias del pecado

Dios es santo y puro, en Él no hay pecado. Aquí algunos versículos: «porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados» (Josué 24:18); «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir» (Apocalipsis 4:8); «Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él» (1 Juan 1:5); «es imposible que Dios mienta» (Hebreos 6:18).
Dios es el Creador del universo (Isaías 42:5) y también el Juez de toda la tierra (Génesis 18:25), en su justicia demanda castigo por el pecado. El pecado de Adán trajo como consecuencia la muerte, como lo dice Romanos 6:23 «la paga del pecado es muerte». La muerte significa «separación», así que veamos tres formas de muerte que nos habla la Biblia:

• Muerte espiritual: esta es la separación de Dios, pérdida de comunión con Él por causa del pecado. Esta fue la primera muerte experimentada por el ser humano, al ser echados Adán y Eva del huerto del Edén, de la presencia de Dios, como se los había dicho «de cierto moriréis». Más adelante en Efesios 2:1 se describe la condición de la persona en sus pecados como muertos: «Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados».
• Muerte física: la que más conocemos, es la separación del alma del cuerpo. «Aconteció que al salírsele el alma (pues murió)» (Génesis 35:18). El cuerpo queda sin vida pero el alma de la persona pasa a la eternidad, bien sea al cielo o al infierno.
• Muerte eterna: la eterna separación de Dios es llamada la muerte segunda: «Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda» (Apocalipsis 21:8).

«Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable» (Números 14:18). ¿Es Dios injusto que da castigo? En ninguna manera.

El remedio del pecado

La única solución al pecado es Jesucristo. «…quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero»; «…la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado»; «Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz» (1 Pedro 2:24; 1 Juan 1:7; Colosenses 2:13-14).

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