Una tragedia anunciada

MiguelBuscando a Dios

Un desastre natural ocurre cuando un evento de la naturaleza hace daño a una zona poblada, pero se convierte en una tragedia mundial cuando el evento natural es grande y la zona superpoblada. Esto fue lo que ocurrió el sábado 25 de abril de 2015 en el pequeño país asiático de Nepal. Es difícil cuantificar la magnitud de esta tragedia en la que más de 5.000 personas perdieron la vida, más de 11.000 heridos y miles de personas han quedado sin hogar y a ningún lugar donde acudir. Pudiéramos pensar entonces que el terremoto en sí fue el que mató a esta cantidad de personas, sin embargo, James Jackson, experto en ciencias de la tierra de la Universidad de Cambridge, nos dice “las consecuencias en estos desastres naturales son mayormente hechas por el hombre, son los edificios destruidos los que matan las personas no el terremoto como tal”.

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará

¿Por qué creemos que el castigo del infierno es una muestra que Dios no nos ama y que si una persona se pierde en el infierno el culpable es Dios? Son nuestras acciones las que nos llevan a sufrir el juicio y el castigo de Dios. Somos pecadores, quebrantamos la ley de Dios a diario. Malos pensamientos, mentiras, borracheras, homicidios, tomamos el nombre de Dios en vano y pare de contar, y creemos que podemos hacer lo que queramos y pecar contra Dios y nunca llevar la consecuencia de nuestros hechos. Nada más lejos de la realidad:  “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). Hemos pecado y nuestro pecado merece el castigo y el juicio de Dios.

Pero retrocedamos una semana antes del terremoto cuando un grupo de 50 científicos y expertos en terremotos de todas partes del mundo se reunieron en Katmandú para ver cómo podría evitar “la pesadilla que esperábamos que ocurriera”. Luego del terremoto dijeron “fue exactamente lo que física y geológicamente esperábamos que pasara”. La situación era difícil, la superpoblación en este país hacía que la tragedia fuese inminente; “la gente no se preocupa por eso, tiene tantas cosas en las que pensar: pobreza, contaminación, calidad del agua, violencia, etc., que no piensan en el peligro de un terremoto, pero el que no pensemos en eso no significa que los terremotos se vayan a ir”. Ya sabían de antemano que el daño vendría, pero no sabían cuándo, y mucho menos que se presentaría apenas una semana después. Las palabras del Señor Jesús resuenan al considerar estos pensamientos: “porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella” (Mateo 7:13). Millones de personas han entrado por esta puerta ancha ¡que lleva a la perdición! Pero, ¿por qué  las personas siguen andando en ese camino ancho si lleva a la perdición? Igual que la gente en Nepal, tienen muchas otras cosas en las que pensar que no le dan importancia a lo más importante en su vida, la salvación y el destino eterno de sus almas. La única solución para evitar la tragedia del terremoto era salir de ese lugar, huir. Sólo hay un medio para la salvación de tu alma, Jesucristo. “Este Jesús… y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11-12). Su muerte en la cruz, llevando nuestros pecados y el castigo que ellos merecen, es suficiente para nuestro perdón. La justicia de Dios quedó satisfecha y la salvación es un regalo que se te está ofreciendo, ¡gratis y a tu alcance! Por qué seguir corriendo el peligro, la muerte te puede alcanzar antes de lo que te imaginas y, si no tienes a Cristo como tu Salvador, te perderás eternamente, eso sí sería una tragedia, aunque anunciada. Piensa en lo que dice el escritor a los Hebreos “¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?”. En Cristo hay perdón y hay salvación, no esperes más.

Miguel Mosquera

Fuente:
http://news.nationalpost.com/news/world/nepal-earthquake-preparations-753585