La Biblia – Un Alimento

MiguelVida Cristiana4 Comments

La Biblia ha sido, y sigue siendo, el libro más impreso y distribuido en el mundo. Sería imposible poder cuantificar cuántos ejemplares de la Biblia han sido impresos a lo largo de la historia, porque incluso habría que incluir los pergaminos que los escribas elaboraban antes de inventarse la imprenta. No simplemente se trata de popularidad, sino más bien, que la Biblia ha impactado y transformado la vida de millones de personas a lo largo de los siglos y es que sigue siendo la viva y poderosa Palabra de Dios.

Lo que también es cierto es que muchas de esas copias que, tan diligentemente, han sido impresas y distribuidas, nunca han sido leídas. Muchos por falta de tiempo o por falta de interés no se han tomado la molestia de abrir sus páginas y leerla. Otros, con la excusa de que no la entienden, se desaniman y dejan de leerla. Quien abre sus páginas y, con el corazón dispuesto, lee su contenido, no será defraudado.

La Biblia no es un amuleto, la Biblia es para leerla
La preocupación está en que muchos cristianos no siguen el consejo de Pablo a Timoteo, “ocúpate en la lectura” (1 Timoteo 4:13). Algunos abren la Biblia y la ponen sobre una mesa o un lugar especial en la casa. La Biblia no es un amuleto, la Biblia es para leerla. No sea como la señora a quien le pregunté si tenía una Biblia y, muy orgullosamente me dijo que sí, pero cuando le pedí que la trajera inmediatamente dijo que ni sabía dónde estaba. Era obvio que ni la leía.

Le quiero dar algunas recomendaciones al momento de leer la Biblia. Lea la Biblia:

Constantemente

No deje pasar ni un día sin leer la Biblia. Aunque sea dos o tres capítulos diarios. Leer un capítulo toma, aproximadamente, 5 minutos. Leer tres capítulos le puede tomar 15 minutos de su día. Esto no sería mucho pedir, ¿o sí? Si puede leer más, mucho mejor. Si lee 4 ó 5 capítulos diarios, puede leer la Biblia completa en un año. Entiendo lo ocupado que podemos estar en algunas ocasiones, pero no importa lo ocupado que esté nunca deja de comer, nunca deja de tomar agua, nunca deja de respirar durante el día. Así como estas cosas son importantes para poder vivir, así lo es la Palabra de Dios para la vida espiritual nuestra.

Consecutivamente

En algunas ocasiones la dificultad de entender la Biblia se debe a que la persona salta de un capítulo a otro cada vez que la lee. Leer la Biblia consecutivamente es seguir una secuencia al leerla. Si comienza a leer el evangelio de Mateo, lea tres capítulos diarios, de forma consecutiva, hasta que termine de leer el libro completo y, después, pasa a otro libro de la Biblia. No es que no se pueda, sino que es más difícil seguir el hilo de pensamiento cuando se lee un capítulo de Génesis, y mañana uno de Hebreos, y después un capítulo de Lamentaciones, y después de Romanos. Lea la Biblia consecutivamente.

Contextualmente

Cada pasaje de las Escrituras debe ser entendido en su debido contexto. Mientras lee hágase las siguientes preguntas: ¿quién lo escribió?; ¿a quién se lo escribió? y, ¿por qué lo escribió? Esto le ayudará a entender mejor el significado. Tome un cuaderno y escriba las respuestas a estas preguntas, la idea principal del texto que leyó o algo que le haya impactado sobre el texto. Si tiene preguntas, escríbalas también, para luego hacerlas a alguien que se las pueda explicar.

Finalmente, no lea la Biblia como lee el periódico. Uno lee el periódico muchas veces para solamente entretenerse. Pasan 5 minutos y uno ya no se acuerda qué fue lo que leyó. Santiago nos enseña, “sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22). Que la Palabra de Dios corrija lo torcido, forme nuestro carácter, dirija nuestros pasos y alimente nuestro espíritu, para que sea honrado el nombre de nuestro Señor Jesucristo por medio de nosotros.

Miguel Mosquera

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