Un Nuevo Corazón

MiguelBuscando a Dios

Era una noche como cualquiera y aunque todo alrededor parecía seguir su curso normal la vida de David daría un drástico giro que ni él ni su familia esperaba.

Para David la vida iba muy bien, el viento soplaba a su favor; 40 años, una hermosa familia, su amada esposa y tres hijos, un trabajo de ventas y otro de medio tiempo como bombero, jugaba hockey en invierno y béisbol en verano y nunca se enfermaba. El 29 de diciembre de 2013 David se sintió un poco mal así que fue al médico para hacerse un chequeo. Los doctores sabían que algo estaba mal pero no entendían qué era. Posiblemente el lector se identificará con David, también sabemos que algo anda mal en nuestras vidas. Por muy bien que esté yendo todo alrededor no entendemos el por qué las cosas de este mundo no terminan de satisfacer nuestro corazón. Seguimos sintiendo un vacío en nuestras vidas que sólo Cristo puede llenar.

Era 3 de enero de 2014 David y su esposa fueron a casa de los padres de David para cenar. Su mamá hizo unas costillas de cerdo y todos disfrutaron mucho el tiempo en familia. Luego que regresaron a casa David fue a tomar las pastillas que le había recetado el doctor cuando cayó al suelo. Sus compañeros del departamento de bomberos recibieron la llamada de emergencia. Ahora David, en terapia intensiva, por las próximas seis semanas estaba sufriendo gravemente del corazón, hasta el punto de tener 15 ataques cardíacos en un día. No había tiempo que perder, David necesitaba un nuevo corazón. Pacientes, con el tipo de sangre de David, que requieren trasplantes pueden esperar hasta dos años para poder encontrar un donante. Muchos no llegan a durar ese tiempo y, sin duda, David no podía esperar tanto. Las cosas urgentes hay que tratarlas como prioridad, dándoles la mayor importancia. Nos viene a la mente las palabras del Señor Jesucristo “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Primero lo primero. En tu vida puedes tener muchos planes, sueños, ideales, estrategias. Pero, ¿has pensado que primero debes atender el asunto de tu alma? Dios nos dice claramente que “el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). Mentiras, malos pensamientos, codicia, orgullo, robos, egoísmo son sólo algunos de los pecados que la Biblia nos menciona. Con uno o más de ellos te identificarás, así como también yo los he cometido. “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23) y si mueres en tus pecados te perderás para siempre en el infierno. No tienes tiempo que perder, necesitas un nuevo nacimiento. Dijo Jesús también “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).

David Mitchell salió de la sala de operación con un nuevo corazón, una segunda oportunidad, gracias a una persona que, al morir, le permitió a él vivir.

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David estaba muy débil y en esas condiciones no podría soportar una operación, pero los médicos lograron estabilizarlo y fue puesto en la lista de pacientes en espera para un trasplante de corazón. Obviamente el corazón es un órgano que para poder ser donado es necesario que la persona muera. Hay personas que voluntariamente firman un acuerdo para donar sus órganos al momento de su muerte. Para David la espera fue corta, en 24 horas había un corazón nuevo y la cirugía se programó de inmediato. David Mitchell salió de la sala de operación con un nuevo corazón, una segunda oportunidad, gracias a una persona que, al morir, le permitió a él vivir.

Más que una nueva oportunidad, Cristo te quiere dar una nueva vida, un nuevo nacimiento. Fue necesaria su muerte en la cruz para hacer posible nuestra entrada al cielo. Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día. No tienes mucho tiempo, el fin de tu vida puede estar más cerca de lo que te imaginas. Tu vida puede dar un giro inesperado como pasó con David. Pero la puerta del cielo está abierta para ti el día de hoy, la salvación está a tu alcance, como dice Romanos 10:8-9 “Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.

Romer Miguel Mosquera

Fuente:
http://news.nationalpost.com/2015/03/15/meet-the-luckiest-unlucky-canadian-alive-he-waited-just-24-hours-for-heart-transplant-he-was-too-ill-to-survive/