De Egipto llamé a mi Hijo

MiguelDevocionales, Vida Cristiana

…para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo (Mateo 2:15)

El evangelio de Mateo está dirigido principalmente a los judíos para demostrar que Jesús es el Mesías prometido por Dios a Israel. Mateo utiliza muchas citas del Antiguo Testamento y muchas veces cuando lo cita dice “lo que dijo el Señor por medio del profeta”, haciendo énfasis que es Dios mismo el que habla. Es por esto que Mateo va a trazar un paralelo entre Israel y Jesús, haciéndonos ver aquel pueblo que falló en cumplir los propósitos que Dios tenía con ellos en contraste con Cristo quien cumplió perfectamente lo que el Padre le había encomendado. De la misma manera que Isaías hace el contraste, en su libro, entre el siervo de Jehová (refiriéndose a Israel) y el Siervo de Jehová (hablando proféticamente del Señor Jesucristo).

Viendo entonces el paralelo entre el Señor e Israel veamos algunas semejanzas entre los primeros capítulos de Éxodo y Mateo 2.

  • Faraón queriendo matar los niños varones en Israel al igual que Herodes con los niños en Belén
  • Un pueblo que clama a Dios por la esclavitud (Éx. 3:7) y una ciudad (Belén) que clama a Dios por la muerte de los niños
  • Dios saca a su pueblo de Egipto con mano poderosa y también Dios llama a su Hijo de Egipto

“De Egipto llamé a mi Hijo” es tomado de Oseas capítulo 11 donde Dios habla al pueblo de Israel y les hace ver el amor que les había mostrado y la rebelión con que ellos habían respondido. Israel salió de Egipto pero los propósitos de Dios con ellos no se llevaron a cabo por causa de la dureza de su corazón. Pero en cuanto a Cristo, Él es el Siervo perfecto de Jehová, quien cumplió todos los deseos del corazón del Padre en obediencia y sujeción a Él.  Sus palabras eran las palabras que el Padre le daba que hablase, sus obras eran las obras que el Padre le daba que hiciese. No es de maravillarnos que el Padre dijera de Él “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mt. 3:17).

Miguel Mosquera