¿Quiénes eran los fariseos y saduceos?

MiguelP&RLeave a Comment

Los fariseos y saduceos eran dos sectas religiosas que estaban presentes en los tiempos del Nuevo Testamento. Tanto en los evangelios como en el libro de los Hechos vamos a encontrar estos dos grupos mencionados en repetidas oportunidades. Ambos eran enemigos del Señor Jesucristo y del evangelio, y aunque los vemos juntos oponiéndose al Señor, en esencia eran dos grupos diferentes.

Los Fariseos

El término ‘fariseo’ significa ‘separatista’, y sus raíces datan del tiempo de Antíoco Epífanes y los macabeos (aprox. 145 a.C.). Fue una de las tres escuelas en las que se dividieron los judíos: fariseos, saduceos y esenios.

Eran una secta muy popular en los tiempos del Señor Jesucristo. El apóstol Pablo, quien era fariseo antes de ser salvo, describe este grupo como “la más rigurosa secta de nuestra religión” (Hechos 26:5). Eran muy celosos de la ley, al punto de ser más exigentes a lo que la ley misma decía. En la entrada de las sinagogas colocaban un letrero que decía: “hagamos una cerca a la ley”, es decir, ser más exigentes que la ley misma para asegurarse de no quebrantar los mandamientos de Moisés.

Si bien eran personas muy piadosas, esta rectitud les llevaba a tener un orgullo dañino que despreciaba a los demás que no eran como ellos y los exaltaba a sí mismos. Un claro ejemplo de esto lo vemos en la parábola del fariseo y el publicano narrada por el Señor en Lucas 18:9-14.

Entre sus características encontramos:

  • Les gustaba llamar la atención (Mateo 6:5; 23:5-7)
  • Tenían tradiciones que las consideraban por encima de la misma Palabra de Dios (Marcos 7:9)
  • Aparentaban santidad, pero por dentro estaban llenos de pecado (Mateo 23:28)
  • Dejaron de lado lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe (Mateo 23:23)
  • Eran avaros (Lucas 16:14)
  • Obligaban a las personas a cumplir mandamientos que ni ellos mismos estaban dispuestos a cumplir (Mateo 23:4)

Tenían mucha influencia entre el pueblo y se oponían rotundamente al gobierno romano, de allí su rechazo hacia los publicanos. El Señor hizo evidente su hipocresía y religiosidad por lo que se opusieron a Él. No podían tolerar que el Mesías no fuera uno de su propio círculo, por lo que tampoco creyeron a la predicación de Juan el Bautista (Lucas 20:3-7).

Muchos se convirtieron al Señor, pero algunos de ellos querían imponer la circuncisión y guardar la ley de Moisés a los creyentes gentiles (Hechos 15:5).

Otros grupos que se contrastan con los fariseos son los Zelotes (sólo se mencionan en el caso de Simón el discípulo, Lucas 6:15), que era un grupo judío político que se rebeló contra la autoridad romana; y también están los Herodianos, quienes abogaban a favor de Herodes y Roma (Mateo 22:16), por eso la astuta pregunta sobre dar tributo al César.

Los Saduceos

Los saduceos tienen su origen al mismo tiempo que los fariseos (145 a.C.) y estaba formado por un grupo aristocrático minoritario al que pertenecían los sacerdotes, aunque esto no quiere decir que todos los sacerdotes fuesen saduceos. Algunos piensan que el nombre ‘saduceo’ proviene del sacerdote Sadoc, quien vivió en los tiempos de David y Salomón (2 Samuel 8:17; 1 Reyes 1:34).

Aunque no tenían tanta influencia entre el pueblo como los fariseos, tenían mucho poder y dinero, por lo que ejercían su control sobre la nación. No creían en la resurrección, ni en ángeles ni en espíritu (Hechos 23:8), mientras que los fariseos sí creían en estas cosas. Buscando defender su punto de vista presentaron al Señor un caso exagerado para tratar de sorprender al Señor. La sencilla respuesta de Cristo fue: “Erráis, ignorando las Escrituras… ¿no habéis leido lo que os fue dicho por Dios, cuando djio: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Mateo 22:29,31-32).

El gobierno les otorgaba cierto poder judicial sobre algunos asuntos, pero no estaban autorizados para impartir la pena capital, por eso al querer dar muerte al Señor Jesucristo tuvieron que acudir a Pilato para que lo sentenciara (Juan 18:31).

Miguel Mosquera
(Imagen gracias a LUMO project, www.LumoProject.com) 

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