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Los que no quisieron trabajar

…pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su SeñorNehemías 3:5

¡Qué triste la actitud que mostraron estos «grandes»! Era la reconstrucción de los muros de Jerusalén, lo cual Nehemías llamó «una gran obra» (Nehemías 6:3), pero para estas personas los «grandes» eran ellos, más grandes que otros y más grandes que la misma obra.

Ellos se creían grandes, pensaban que eran superiores a los demás y por lo tanto no podían trabajar junto con otros. Las Escrituras nos exhortan a que nadie»tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura» (Romanos 12:3). Además, ese espíritu de grandeza estorba nuestra comunión con otros. Cristo escogió a doce discípulos y es su deseo que podamos trabajar en la obra del Señor en comunión con otros. El deseo de grandeza de Juan y Jacobo produjo enojo en los demás discípulos (Mateo 20:20-28) y allí el Señor les enseñó que «entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor». Ese fue el ejemplo que el Señor Jesucristo dio: «Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve» (Lucas 22:27).

Estos hombres no quisieron involucrarse en la obra de «su Señor», esta expresión se refiere al Señor de los tecoítas, los grandes no se identificaban con el Señor. Es claro que quien no tiene aprecio por el Señor no tiene aprecio por su obra. Quien no se sujeta a Cristo como Señor tendrá dificultades en «Someteos unos a otros en el temor de Dios» (Efesios 5:21).

Nadie dejó por fuera a los grandes, fueron ellos quienes se excluyeron a sí mismos. Y tú, ¿te sientes muy grande para involucrarte en la obra del Señor? No te dejes llevar por esta actitud, más bien vamos «Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien» (Nehemías 2:18).

Miguel Mosquera

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