Lecciones sobre el coronavirus

MiguelBuscando a DiosLeave a Comment

En diciembre de 2019 se comenzó a escuchar de algunas personas en la ciudad china de Wuhan que habían estado presentando una neumonía desconocida que llevó a la conclusión que habían contraído un nuevo coronavirus. Este virus se propagó rápidamente hacia otras naciones al punto que el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud la declaró una pandemia. En tan sólo tres meses el mundo entero ha cambiado, afectando dramáticamente las vidas de millones de personas.

Las potencias mundiales, con toda la tecnología y avance en ciencia han sido afectadas también. La situación ha afectado a personas de todos los estratos sociales. Escuelas cerradas, tiendas, museos, centros de entretenimiento, y mucho más. Artistas se han infectado, gobernantes, deportistas, trabajadores y ejecutivos, maestros y estudiantes; no hay distinción. Expertos incluso explican que muchos pudieran estar infectados sin siquiera saberlo.

Mis oraciones van a aquellos que han enfermado con el nuevo coronavirus, o que han perdido a algún familiar a raíz de esta enfermedad. También para doctores y personal de hospitales que han estado al frente de esta difícil batalla y a las autoridades de cada país para que Dios les dé sabiduría para tomar las decisiones correctas y que, Dios, que está en su trono, permita que salgamos de esta pandemia pronto.

Pero si algo debe enseñarnos esta pandemia es nuestra vulnerabilidad.

Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soySalmo 39:4

Vamos camino a la eternidad y esta situación debe hacernos reflexionar sobre nuestro destino eterno. La eternidad es muy grande como para equivocarse, ya que solamente hay dos lugares: el cielo, para quienes confían en Cristo como Salvador para el perdón de sus pecados; o el infierno, para quienes rechazan el regalo de Dios de la vida eterna en Cristo Jesús.

A pesar de la gravedad del asunto con el nuevo coronavirus, el mayor problema del ser humano no es lo que entra en su organismo, sino lo que sale de nosotros: “Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez” y muchos otros más.  (Marcos 7:21-23). El pecado es tu mayor problema, “porque la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23) y “las iniquidades de ustedes han hecho separación entre ustedes y su Dios” (Romanos 6:23; Isaías 59:2).

Es por esto que necesitas la medicina, el perdón y la limpieza completa de tus pecados. Jesucristo vino al mundo hace ya dos mil años para morir en la cruz, llevando sobre sí el castigo de Dios por nuestros pecados. Dice la Biblia que “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). ¿Cómo se puede recibir este perdón de pecados? “Todos los que en él [Jesús] creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre” (Hechos 10:43).

Todos los que en él [Jesús] creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombreHechos 10:43

Dios quiere salvarte, aunque no te obligará a arrepentirte. Asegura tu destino eterno confiando en Cristo como Salvador personal y descansando en Él para el perdón de tus pecados. Necesitas paz: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5).

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