Estudios sobre el Espíritu Santo – 08 – Algunas figuras del Espíritu Santo en las Escrituras

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Estudios sobre el Espíritu Santo - 08 - Figuras del Espíritu Santo

Las ilustraciones, o figuras, nos permiten apreciar mejor las verdades en cuanto a Dios. Es por esto que he dejado este estudio para el final. Habiendo considerado ya la doctrina en cuanto al Espíritu Santo podemos pensar en algunas figuras que la Palabra de Dios usa para enseñarnos sobre el Espíritu:

Paloma

Cuando el Señor Jesucristo fue bautizado, se nos dice que “descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma” (Lucas 3:22).

Sin necesidad de llevar la figura más allá de lo que se nos quiere enseñar, hay algo que la paloma nos ilustra en las Escrituras. La paloma es un animal limpio, como está descrito en Levítico 11, por lo que era usado en los sacrificios. Cuando Noé estaba en el arca envió una paloma para ver si las aguas ya se habían retirado. Esta ave no encontró lugar limpio por lo que regresó al arca, a diferencia del cuervo que estaba dispuesto a comer carne descompuesta y no vio necesidad de regresar.

En este aspecto la paloma puede ilustrarnos al Espíritu Santo, como ya hemos notado que su mismo nombre resalta la pureza y santidad del Espíritu.

Aceite

Notemos tres ejemplos donde el aceite nos habla del Espíritu Santo:

Unción

En la antigüedad los sacerdotes, profetas y reyes eran ungidos. Esto no solamente era una señal de elección, pero también de capacitación para la tarea que habían sido llamados a llevar a cabo. Cuando Saúl fue ungido dice: “Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza... Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder”, lo mismo ocurrió con David, “Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David” (1 Samuel 10:1,6; 16:13). En el caso de Saúl el Espíritu de Jehová se apartó de él, pero siguió siendo el rey, por lo que David siempre se refirió a Saúl como “el ungido de Jehová”.

En 1 Juan el Espíritu Santo es llamado por este nombre: la Unción. “Vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas... la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas” (1 Juan 2:20,27). El Espíritu Santo está en nosotros como una Unción permanente, que nos identifica de que somos de Dios, en contraste con los falsos profesantes, y nos enseña a discernir entre el error y la verdad.

Suficiencia

En la historia de Elías y la viuda de Sarepta encontramos otra ilustración sobre el Espíritu. Dios envió a Elías a casa de esta mujer para que ella le sustentara. Todo lo que tenía era un puñado de harina y un poco de aceite. La harina nos habla de Cristo, en su carácter perfecto; el aceite nos habla del Espíritu Santo. Esto era suficiente para la mujer, su hijo y el profeta sustentarse todo el tiempo del hambre.

Garantía de que somos de Cristo

En la parábola que el Señor Jesucristo relató sobre las diez vírgenes notamos la diferencia entre los dos grupos de cinco. Todas tenían lámparas, pero unas tomaron aceite consigo y las otras no. Aquellas cinco que no tomaron aceite nos hace pensar en aquellos falsos profesantes quienes no tienen al Espíritu Santo porque nunca han confiado en Cristo como Salvador. Éstas se quedaron fuera de la puerta. Lo que dice Romanos 8:9 es claro: “si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”.

Ríos

Juan nos registra las palabras del Señor aquel último día de la fiesta: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él” (Juan 7:37-39).

Personajes

Varios personajes que encontramos en las Escrituras también nos van a ilustrar la obra del Espíritu Santo. Hay varias menciones a siervos cuyos nombres no están registrados en la Biblia, y algunos de ellos nos hacen pensar en la obra del Espíritu Santo:

Siervo de Abraham

En el relato de Génesis 24 encontramos hermosas figuras en cuanto a Dios. Es ya conocido que Abraham es figura de Dios el Padre e Isaac es figura del Hijo de Dios. Génesis 22 nos simboliza a Dios ofreciendo a su Hijo sobre el altar, y la obediencia y sumisión de Isaac la cual nos habla del Hijo obediente.

Rebeca es figura de la Iglesia, leemos en Efesios 5: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”. El mayordomo de la casa de Abraham, entonces, es figura del Espíritu Santo quien es enviado por el padre, Abraham, para buscar esposa para su hijo Isaac. Así el Espíritu Santo obra en el corazón de las personas para que sean salvos y añadidas al Cuerpo de Cristo.

Este siervo toma de las riquezas del padre para llevar a la futura esposa. Es enviado a una tierra lejana de donde traerá esposa para su señor. Su misión está en perfecta armonía con la voluntad del padre y también con los deseos del hijo. Al llegar a casa de Rebeca, el siervo habla de las riquezas del hijo, Isaac, diciendo: “Sara, mujer de mi amo dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo cuanto tiene” (Génesis 24:36). El mayordomo acompaña a Rebeca todo el camino hasta llevarla y entregarla al hijo, quien la amó y la recibe como esposa.

Estos son algunos aspectos que podemos disfrutar en cuanto a la obra del Espíritu Santo el día de hoy. Fue enviado por el Padre, de acuerdo con las palabras del Señor en Juan capítulo 14. Enviado desde la presencia del Padre para venir a tierra lejana con la finalidad de buscar Esposa para el Hijo. El Espíritu Santo está convenciendo al mundo de pecado, de justicia y de juicio y, a través del evangelio, miles están siendo salvos alrededor del mundo y formando parte de la Esposa de Cristo.

De las riquezas del Padre nos ha dado para que disfrutemos aun en este mundo, aunque sabemos que nuestro galardón está en los cielos. Son riquezas espirituales con las cuales Dios nos ha colmado. También el Espíritu Santo nos enseña sobre las glorias de Cristo, produciendo en nosotros un anhelo creciente de contemplarle a Él. El Espíritu Santo está con nosotros todo el tiempo, hasta que seamos presentados como la Esposa del Cordero donde estaremos para siempre con Cristo, el cual nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros.

Siervo de Booz

Cuando Booz llega al campo va primero con el criado, mayordomo de los segadores. No se nos menciona el nombre de este siervo, pero podemos ver por el contexto que estaba encargado de todo lo que pasaba en el campo de Booz. Él describe a Ruth y conoce todo lo que ocurre. Asigna las tareas a cada siervo para que lleve a cabo.

El Espíritu Santo es como este siervo, quien capacita, escoge y asigna las responsabilidades en el servicio del Señor. Fue Él quien escogió a Saulo y Bernabé para la obra misionera (Hechos 13). Es el Espíritu Santo quien escoge a los ancianos (Hechos 20) y nos asigna los dones para desarrollemos en el servicio al Señor. El Espíritu Santo vela por los intereses divinos en la mies de Cristo.

Siervo de Saúl

Este siervo lo encontramos en 1 Samuel 16:18, “Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él”. La descripción que este siervo da acerca de David no solamente es acertada, habla de las virtudes del joven de Belén.

Aquél que es mayor que David dijo a sus discípulos: “el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad... Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:13-14). El Espíritu Santo nos está enseñando de las virtudes de Cristo para que le conozcamos más y más, y para que le adoremos.

Estos son solamente algunas figuras que nos resaltan algunos aspectos en relación al Espíritu Santo. El estudiante de las Escrituras podrá encontrar otros ejemplos que le permitan apreciar la persona y obra del Espíritu Santo.

Con este estudio culminamos esta serie sobre el Espíritu Santo esperando que hayan sido para su edificación y provecho.

Miguel Mosquera

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