El templo ocupa una parte importante en el Antiguo Testamento y es central en la historia de Israel. No solamente el templo es importante en el Antiguo Testamento, pero también tiene una riqueza de enseñanzas para nosotros, ya que nos ilustra muchas verdades del Nuevo Testamento.

La Biblia menciona al menos 5 templos:

• Templo de Salomón
• Templo de Zorobabel
• Templo de Herodes
• Templo en tiempos de la tribulación
• Templo del milenio (descrito en la profecía de Ezequiel)

Estaremos considerando el primero de ellos: el templo de Salomón.

Hay dos personas importantes asociadas a este templo: David, quien hizo los preparativos del templo, y Salomón, quien llevó a cabo la construcción del templo.

David está asociado a las batallas, el sufrimiento y la persecución. Dios dijo de David que había “derramado mucha sangre” (1 Crónicas 22:8). David peleó la batalla con el gran gigante y lo venció. David sufrió persecución. Fue traicionado por su íntimo amigo. En este sentido, David es una figura del Señor Jesucristo en su primera venida. Salomón es el rey que está asociado a la gloria y la fama. El reino de Salomón hubo paz y justicia para Israel. El pueblo de Dios llegó a la cúspide de su grandeza durante el tiempo de Salomón. Salomón, entonces, es figura del Señor Jesucristo en su segunda venida, su venida en gloria y el reino milenario.

Promesa del templo – Deuteronomio 12:10-11 y 2 Samuel 7:1-17

Antes de entrar en la tierra prometida Dios le prometió al pueblo de Israel, una vez entraran, conquistaran sus enemigos, y habitaran seguros, habría un lugar de adoración. Este lugar era distinto al tabernáculo, que para ese entonces estaba en pie, sin embargo, también notamos que hay muchas semejanzas entre el templo y el tabernáculo. Veamos algunas de ellas:

• Ambos tenían los mismos tipos de muebles: altar, fuente, candelero, mesa de la proposición, altar de incienso y arca del pacto.
• Contenían los mismos metales: oro, plata y bronce
• Estaban divididos en tres partes: el atrio, el lugar santo y el lugar santísimo (en este punto también vamos a notar una diferencia)
• Ambos tenían las mismas funciones: ofrecer los sacrificios, incienso, pan de la proposición, lámparas del alumbrado, celebración de las fiestas solemnes, entre otras.

También existen algunas diferencias entre el tabernáculo y el templo:

El lector podrá encontrar otras semejanzas y diferencias en su propio estudio. El tabernáculo nos da la idea de algo temporal. Era ideal para la peregrinación del pueblo de Israel por el desierto. Una vez en la tierra prometida, Dios les dio un templo con carácter permanente.

Esto nos hace entender el por qué el escritor a los Hebreos utiliza el tabernáculo al escribir su libro. Uno de los propósitos del libro de Hebreos es mostrar el carácter temporal de la ley, de los sacrificios y del sacerdocio de Israel, y para esto, qué mejor ejemplo que utilizar el tabernáculo el cual estaba asociado con todos estos principios y en su mismo carácter era algo que el judío entendía como temporal.

Propósito del templo

En el templo eran ofrecidos los sacrificios descritos en el libro de Levítico. También era para la celebración de las fiestas de Jehová. El templo era el lugar de la morada de Dios, donde Dios había puesto su nombre. Los judíos estarían en lo cierto al decir “que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar” (Juan 4:20), aunque el Señor Jesús le enseñó que, en cuanto a nosotros, “la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23).

El templo es utilizado en el Nuevo Testamento para ilustrarnos varias verdades:

• Cristo – Juan 2:19 (Mateo 12:6 - uno mayor que el templo está aquí)
• Iglesia Local – 1 Corintios 3:16-17 (hacer la aclaratoria que no se trata del edificio)
• Cuerpo del creyente – 1 Corintios 6:19
• Iglesia Universal – Efesios 2:19-22

Además de esto el templo es una figura del cielo, como aquello que es lleno de gloria y permanente.

Posición del templo

El templo fue construido en el monte Moriah, tal como dice 2 Crónicas 3:1, “Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo”. Era el lugar donde Abraham había ofrecido a su hijo Isaac y donde David edificó el altar y ofreció el sacrificio para detener la mano del ángel de Jehová que destruía la ciudad de Jerusalén.

Este lugar, Moriah, nos enseña importantes lecciones sobre el sacrificio. En la historia de Abraham aprendemos el costo tan alto del sacrificio, ya que tenía que ofrecer a su único y amado hijo. En la historia de David aprendemos de la satisfacción de la justicia divina cuando el ángel detuvo su mano y paró la mortandad en Jerusalén. Ambas historias nos proyectan al sacrificio costosísimo de Cristo sobre la cruz donde la justicia de Dios quedó plenamente satisfecha. Es allí, donde se ofreció el sacrificio, que estaría el lugar de adoración y gloria para Dios.

Preparativos del templo

David preparó lo necesario para el templo. Lo dejó todo listo. La pregunta surge: ¿de dónde vino toda esta riqueza que fue utilizada para la construcción del templo? Fue de las muchas conquistas que David tuvo a lo largo de su reinado. El botín que David ganaba en cada victoria fue guardado para ser usado para la gloria de Dios. Así debe ser con nuestras vidas. Como dice Pablo, “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Corintios 15:10).

David nos enseña esta gran lección. No buscaba la gloria de los hombres, ni llevarse el crédito de sus victorias. Todo lo puso a la disposición de Dios, para que fuera usado para su gloria: “Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Crónicas 29:14).

En las siguientes tablas mostramos lo costoso de este edificio.

Nunca en la historia de la humanidad, ha sido construido un edificio tan valioso. David tenía razón al decir: “la casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por excelencia, para renombre y honra en todas las tierras” (1 Crónicas 22:5).

Planos del templo

Por último, ¿de dónde provinieron las instrucciones para construir el templo? Alguien pudiera juzgar, equivocadamente, que fueron las ideas de David que dieron forma a este maravilloso edificio. De ninguna manera. Era la casa de Dios, así que Dios daría las instrucciones: “Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño” (1 Crónicas 28:19). David entregó a Salomón los planos con todas las instrucciones que Dios le había dado para construir el templo.

De la misma manera, Dios ha dado las instrucciones sobre el funcionamiento y carácter de la iglesia. No para nosotros introducir nuestras ideas, sino para obedecer los mandamientos de Dios conforme Él nos lo ha dado en Su Palabra.

Miguel Mosquera