(1) El Hombre de Dios – Su Carácter

MiguelDevocionales, Vida Cristiana

Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre (1 Timoteo 6:11)

El título de Hombre de Dios es utilizado solamente en Timoteo, en el Nuevo Testamento, y un título similar, Varón de Dios, es utilizado en sólo algunos personajes en el Antiguo Testamento, entre ellos Moisés, David y mayormente en los profetas Elías y Eliseo. Sin embargo es un título que pudiéramos aplicarlo a muchos otros personajes en las Escrituras y especialmente, aplicarlo a nosotros como creyentes. De hecho, la palabra “hombre” que Pablo utiliza para referirse a Timoteo es realmente las palabras “ser humano”, es decir, que aplica tanto para hermanos como para hermanas. Es por eso que, aunque nos refiramos a lo largo del artículo al Hombre de Dios, al decir esto, también nos estamos refiriendo a las mujeres.

Lo primero que queremos notar es, ¿qué caracteriza al Hombre de Dios? Es importante que sepamos que el Hombre de Dios se identifica no por lo que hace, sino por lo que es.

  • Un Hombre de Dios es uno que se identifica con Dios. Es necesario que la persona tenga una relación con Dios, sus pecados hayan sido perdonados en la sangre de Cristo y esa enemistad que antes había, sea reconciliada por la fe en la obra de Cristo en el Calvario. De otra manera, no puede ser llamado un Hombre de Dios.
  • Un Hombre de Dios es uno que refleja el carácter de Dios. Esto tiene que ver con nuestro andar diario. No tanto una relación en cuanto a la salvación, pero una relación estrecha, continua, con nuestro Dios y Salvador. A medida que pasemos más tiempo con Dios estaremos pareciéndonos más a Él y reflejaremos su carácter en nuestras vidas; glorificando a Cristo en nuestras vidas.

Como creyentes somos diferentes al resto del mundo. Al principio del capítulo Pablo le va a hablar a Timoteo del comportamiento del creyente en su área de trabajo, pero le va a decir en cuanto a otras personas que quieren enseñar de forma diferente y no quieren obedecer a las palabras del Señor Jesucristo y se refiere a ellos como quienes están envanecidos, no saben nada, tienen mentes corruptas. Esto es lo que caracteriza al mundo. No así el creyente, quien huye de estas cosas y va tras lo que caracteriza a Dios: justicia, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre.

Solamente notaremos tres de estas características:

  • Justicia: Vivimos en un mundo injusto. Romanos 3 nos habla que en el mundo entero “no hay justo, ni aun uno”. Pero, ¿debe el creyente seguir la corriente de este mundo? ¿Debemos ser como ellos simplemente porque son la mayoría? ¡De ninguna manera! Que la justicia sea una característica que marque nuestras vidas.
  • Fe: Los discípulos le pidieron al Señor: “auméntanos la fe”. Es interesante ver el contexto en el cual ellos le pidieron al Señor esto. Cristo les había hablado sobre el perdón, y que si tu hermano peca contra ti siete veces en el día y siete veces vuelve y pide perdón, debemos perdonarle. Ahora, ¿qué tiene que ver esto con la fe? ¿Por qué los discípulos necesitaban más fe para poder perdonar a su hermano? Juan en su primera epístola nos habla en relación a nuestro amor a Dios y nuestro amor a los hermanos. Si decimos que amamos a Dios, a quien no vemos, cómo podemos odiar a nuestro hermano a quien sí vemos. Uno que no ama a su hermano está demostrando que no ama a Dios. Si mi relación con mi hermano no está bien eso quiere decir que mi relación con Dios tampoco lo está. Es por eso que los discípulos le pidieron al Señor: “auméntanos la fe”. ¡Que podamos tener una buena relación con Dios para así poder tener una relación buena con mi hermano y perdonarle, así haya pecado contra mí siete veces en el día!
  • Mansedumbre: El Señor se refirió directamente a esta característica como uno de los atributos suyos. Él dijo “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”.

¡Qué podamos aprender más de Él!

Romer Miguel Mosquera