Ya hemos considerado que Caleb fue un buen líder, tomando el primer paso para conquistar la heredad de Judá y derrotando a los anaceos (gigantes) que habitaban en Hebrón (antes Quiriat-Arba). Su intención no era lucirse ante los demás, sino estimular a otros a que hicieran lo mismo. Es por eso por lo que anima a quien quiera conquistar otra ciudad cercana a Hebrón llamada Quiriat-Sefer. Una nueva generación lo hace, así que Otoniel (sobrino de Caleb) tomó aquella ciudad y vino a ser el yerno de Caleb.

Otoniel hubiese tenido poco incentivo de hacerlo a no ser que había visto que era posible mediante el ejemplo que le Dios Caleb. Caleb no es el único que hace eso, también David hizo lo mismo al derrotar al gigante Goliat. Años más tarde leemos de los valientes de David que también enfrentaron y derrotaron gigantes (estos fueron Abisai, Sibecai, Elhanán y Jonatán – 2 Samuel 21:16-22). El apóstol Pedro escribe acerca del Señor Jesucristo: “dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:21). El gran alcance de los doce discípulos en el evangelio había sido siguiendo el ejemplo de su Señor.

Adicionalmente, es interesante saber que la ciudad de Quiriar-Sefer significa “ciudad de los libros”. ¡Cuán importante es conquistar esta ciudad en nuestras vidas! Los libros de las Sagradas Escrituras están allí para ser leídos, estudiados, entendidos y aplicados a nuestra vida. No es la sabiduría humana la más importante, sino la sabiduría de Dios la cual ha sido revelada a nosotros en su Palabra.

Ya el triunfo es seguro
a las huestes del Señor.
¡Oh, luchad con la mirada
puesta en nuestro Protector!

Cuando estemos en gloria,
en presencia de nuestro Redentor,
a una voz la historia
diremos del gran Vencedor.

Miguel Mosquera