Siguiendo al Señor

MiguelDevocionalesLeave a Comment

Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente… vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas… Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre… Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieronMateo 8:1,19,21,23

Mateo capítulo 8 parece ser el capítulo de los que siguen a Jesús.

El capítulo comienza con aquellos que le siguieron a raíz de sus enseñanzas. Una multitud se deleitó de las enseñanzas del Señor en el conocido Sermón del Monte. Se admiraron de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Las enseñanzas del Señor les impactaron y, como consecuencia, le siguieron. Cuando leemos las enseñanzas de la Palabra de Dios, ¿tenemos este mismo deseo de seguirle? Su Palabra debe estimular nuestra obediencia.

Más adelante hay otros que también quieren seguirle. Unos no han contado el costo de seguir a Jesús. Lo ven como una especie de aventura interesante, pero Cristo les dice: “Las zorras tienen guarida, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza” (v.20). Hay un costo, que no promete comodidades y disfrutes terrenales, sino que tiene su recompensa en el cielo.

El otro que quiere seguir al Señor pone condiciones y establece prioridades equivocadas: “permíteme que vaya primero y entierre a mi padre”. El que quiere seguir al Señor le tiene que dar a Él el primer lugar, sin poner condiciones.

Finalmente, los discípulos le siguieron en la barca. Enfrentaron tormentas y vientos contrarios. Sintieron gran temor y angustia, pero contemplaron el poder y la grandeza del Señor sobre la naturaleza.

Seguir al Señor tiene su recompensa y es el mejor camino para escoger. Podrán venir dificultades y tormentas, pero aún en medio de esas pruebas podremos contemplar su poder y majestad y que, más adelante, Él pueda decirnos: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21).

Seguid al Maestro, no importa sufrir,
aunque haya enemigos y obstáculos mil.
Si estrecha es la senda, no retroceder;
siguiendo al Maestro podremos vencer.

Miguel Mosquera

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