Para que confiemos en Dios

MiguelDevocionales, Vida Cristiana

Para que confiemos en Dios

Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos (2 Corintios 1:9) 

Para que confiemos en DiosLa noche parece ponerse más oscura cada vez, nos es difícil poder ver la razón por la que estamos pasando por determinada situación y no parece haber ninguna salida al asunto. ¿Haz pasado por alguna situación así? Pablo tuvo una situación similar estando en Asia, aunque ya había pasado por otras situaciones de persecución, en esta oportunidad el apóstol nos hace ver que era diferente. En el versículo anterior describe que fueron «abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas», no tenían siquiera esperanza de conservar la vida, es decir, no había salida.

En ocasiones podemos pasar por una situación como esta, nos causa mucho estrés, nos preocupa, estamos imposibilitados, las fuerzas ya se nos acaban y todo se pone muy oscuro a nuestro alrededor. ¿Qué hacer? Pablo nos dice que todo esto ocurrió con una razón, «para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios». Dios permite esto para que nos demos cuenta que Él tiene el control, para fortalecer nuestra fe en Él, para que nos acerquemos a Él. ¿Recuerdan a Israel saliendo de Egipto? Tenían al ejercito de Faraón detrás, el mar Rojo delante, no había salida y pensaban que iban a perecer, Dios abrió el mar para dejarlos pasar. O cuando los discípulos estaban en la barca en medio de la tempestad, pensaron que iban a morir, aunque eran pescadores y conocían el mar se habían dado cuenta que esta tempestad estaba muy por encima de lo que ellos podían manejar, pero Cristo calmó la tempestad.

Nunca habrá un momento en que Dios sea sorprendido por una situación en la que Él no sepa qué hacer, tampoco en que Él dé la espalda y nos abandone a nuestra suerte. Él tiene poder y control sobre cualquier situación en nuestra vida, nos ama y nos dará las fuerzas para seguir adelante. Dios quiere que nuestra confianza esté enteramente en Él y no en nosotros mismos. Él abrirá el mar, Él calmará la tempestad, espera en Dios. Cuando todo está oscuro a nuestro alrededor miremos arriba, ya que «toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» (Santiago 1:17).

Nunca en conflictos me abandonará, 
nunca una lucha que Él no peleará, 
nunca enemigos que Él no vencerá: 
cada momento su fuerza me da. 

Cada momento, guardado en su amor; 
cada momento con mi Salvador. 
Mirando a Cristo confiado yo voy; 
cada momento, Señor, tuyo soy.

Miguel Mosquera
Foto en portada y texto: Dark Sky por Lynn Greyling en Dominio Público (mod. 1018x700px)