Los 12 discípulos de Jesús: Andrés

MiguelLos doce discípulosLeave a Comment

En cada mención de los doce, Andrés figura entre los primeros cuatro. Aprendemos de Mateo 4:18 y Juan 1:40, etc. que era hermano de Simón Pedro. Su nombre significa 'varonil o fuerte'. Tal vez no tenía el coraje de su hermano, pero no se quedaba atrás en entusiasmo.

El pescador

Muy poco acerca de Andrés se nos dice fuera del Evangelio según Juan, y es éste quien relata la primera experiencia del hombre que nos interesa ahora.

En el capítulo 1 Andrés nos es presentado como discípulo de Juan el Bautista, pero al serle señalado el Cordero de Dios, dejó al Bautista y siguió a Jesús. Sin duda Juan sentiría la pérdida de un alumno como éste, pero le complacería sobremanera verle seguir al Maestro. Nos agrada también su próximo paso, cuando dice: “Hemos hallado al Mesías” (Juan 1:41). No hay duda de que le aplica Proverbios 11:30, “El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio”.

Mejor sería para la Iglesia si más seguidores de Jesús fuesen como Andrés
Andrés y Pedro eran pescadores. Se ha dicho que en un sentido espiritual Andrés era hábil en la pesca con caña, un pez a la vez, y Pedro con la red. Hay que admirar la paciencia del pescador de nylon y anzuelo; no todos pueden apresar centenares o miles a la vez. Es más: el que trabaja uno por uno suele sacar una mejor calidad, ya que la red arrastra toda clase de peces, tanto buenos como malos (Mateo 13:47,48). Así vemos a Andrés trayendo, de uno en uno, personas a Jesús.

Andrés dio con un buen pez cuando llevó su hermano al Señor; como consecuencia, tres mil más fueron alcanzados en otra ocasión (Hechos 2:41). Es un privilegio feliz para todo creyente en Cristo contar a otros del Salvador que ha encontrado. Andrés le encontró, y nació en él el deseo de que Pedro le conociera.

Humanamente hablando, ¿qué hubiera sucedido si este nuevo discípulo hubiera guardado silencio, mostrando un espíritu incomunicativo como hacen tantos evangélicos hoy en día? Quién sabe si su hermano no hubiera vivido y muerto como pescador en el Lago de Genesaret. Mejor sería para la Iglesia si más seguidores de Jesús fuesen como Andrés.

Él no resolvió ser predicador, sino simplemente testificó del Salvador que había encontrado. Nada se dice de recibir grandes aplausos por haberse comunicado con Pedro. Su “buen siervo y fiel” le espera para un día todavía futuro, pero podemos confiar en que su interés le fue recompensado con creces durante su período de servicio terrenal, aun en el solo hecho de ver el producto de las labores de su hermano más prominente que él. Hasta donde las Escrituras nos relatan el caso, Simón dejó atrás a Andrés en la obra del Señor, pero nada cambió el hecho de que fue éste que ganó aquél para Cristo.

 El intermediario

En la narración interesante de Juan capítulo 6, nuestro Señor pregunta a Felipe dónde podrían comprar para dar de comer a la multitud. Este contestó que doscientos denarios de pan no bastarían para tantas personas. Pero Andrés interviene para decir que un muchacho presente tiene cinco panes de cebada y dos pececillos. Y añade: “Mas, ¿qué es esto para tantos?” (Juan 6:9).

La respuesta de Felipe evidencia una falta de fe en lo que el Señor podía hacer. Más o menos un año antes de esto Felipe probablemente asistió las bodas en Caná de Galilea (¿Se casó uno de estos discípulos?) y vio que el Señor suplió el vino que hacía falta. La pregunta de nuestro Señor dirigió los pensamientos de Felipe hacia el pan, y él razonó en función de comprarlo. No vio más allá de los recursos naturales.

La contribución de Andrés fue poco superior. Él dejó al Señor fuera del cuadro, viendo sólo al muchacho. Pero por lo menos se interesó por la pregunta sobre dónde adquirir lo necesario. Él investigó y se interesó por saber con qué contaban, y bueno hubiera sido limitarse a lo que sabía de los panes y peces, sin expresar duda sobre su suficiencia. Al decir, “¿Qué es esto para tantos?” se colocó entre los incrédulos como Felipe. Da la impresión que Andrés dudaba del poder de Jesús.

Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro (Juan 1:44). Cuando ciertos griegos dijeron a Felipe: “Señor, quisiéramos ver a Jesús” (Juan 12:20-22), éste acudió a Andrés. Se nota la amistad entre los dos. Eran del mismo pueblo; tenían nombres griegos; cada uno ganó a otro: Andrés a Simón, y Felipe a Natanael.

Hay una lección en esto; cuando no sabemos cómo proceder, vayamos al Señor y expliquémosle el caso
Estos hombres hacían buena pareja. ¿Por qué le informó Felipe a Andrés en vez de ir directamente al Señor y decirle que una gente quería hablar con él? No se nos dice. Posiblemente una razón sea que el Señor les había mandado a no ir por camino de los gentiles. Felipe, confiando en su colega, le consulta. No sabemos cómo fue la conversación entre ellos, pero parece que no sabían qué hacer, y posiblemente Andrés sugirió plantear el asunto ante el Maestro. Hay una lección en esto; cuando no sabemos cómo proceder, vayamos al Señor y expliquémosle el caso.

El alumno

En Marcos 13:3 se hace mención de Andrés con tres más de Betsaida: Pedro, Jacobo y Juan. Están en conversación con el Señor en el monte de los Olivos, y le preguntan aparte: “¿Cuándo serán estas cosas? ¿Qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse?” Ellos tenían un sano interés por saber qué tiene Dios en mente para este pobre mundo.

Andrés se perfila, entonces, como evangelista en Juan 1; un hombre de reacciones semejantes a las nuestras, actuando a veces por lo que veía y no por fe, como en Juan 6; uno que tenía la confianza de su consiervo en Juan 12; y, en Marcos 13, un creyente que sabía que hay mejores cosas por delante.

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