La Prueba de la Soledad

MiguelDevocionales, Vida Cristiana

«Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios»
(1 Samuel 30:6)

Hay por lo menos tres formas de experimentar la soledad:

  1. El que cree que está solo cuando realmente no lo está: Esto lo podemos ver en el caso de Elías, quien pensaba que era el único en Israel que no había adorado a Baal y que se había mantenido fiel a Dios, pero Dios le va a mostrar que hay 7.000 hombres que no han doblado sus rodillas a Baal. Muchas veces estamos tan inmersos en nuestro problema que no nos damos cuenta que hay otros que también están pasando por la misma prueba y que se han mantenido fieles a Dios.
  2. El que realmente está solo, sin embargo, ni aun así está solo: Pablo dice a Timoteo que en su primera defensa todos lo habían abandonado (2 Timoteo 4:16), realmente estaba solo. Pero luego dice que “el Señor estuvo a mi lado”. No habrá ningún momento en que estemos completamente solos, porque siempre el Señor estará a nuestro lado.
  3. El que está rodeado de gente pero la verdad es que está solo: David estaba rodeado de gente pero realmente nadie estaba a su lado. Todos se habían puesto en contra de él y había quedado solo. David se fortaleció en Jehová su Dios. A pesar que David había fallado en su fidelidad a Dios al irse a los filisteos eso no hizo que Dios se pusiera en contra de él. Dios nunca nos abandona a pesar que podamos fallarle a Él.

la-prueba-de-la-soledadSolamente el Señor Jesucristo experimentó total abandono en la cruz por nosotros. Sus discípulos le dejaron, la multitud que le rodeaba no estaba allí precisamente para darle apoyo o compañía sino para burlarse de Él, eso dejaba solamente uno a quien acudir, sin embargo, Dios también lo abandonó. Él experimentó la soledad absoluta y por lo tanto nosotros no tenemos que experimentarla. Él siempre estará con nosotros. Puede que todos me abandonen, y “aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá” (Salmo 27:10).