La culpa

MiguelDevocionales, Vida Cristiana

La culpa

Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia Génesis 42:21
La culpa

Foto: Okay I did it… por Bobbi Jones Jones en Dominio Público (mod. 1200x600px)

No había razón para sacar esta conclusión, la conciencia les estaba acusando y se sentían culpables. José había sido vendido por sus hermanos muchos años antes (Génesis 37), ahora los hermanos de José están frente a el, en Egipto, para comprar alimento. José los reconoce y los pone a prueba, diciendo que son espías. Sus hermanos, aunque no lo reconocen, inmediatamente concluyen que esto les está pasando por lo que hicieron a José, al venderlo. No hay ninguna conexión entre el pecado de vender a José y la acusación que les estaba haciendo ahora. Parece como que la conciencia no los dejaba tranquilos y los había estado acusando por años, de manera que cualquier cosa mala que les pasara, ellos rápidamente llegarían a la conclusión que era por causa de lo que le habían hecho a José. Mantener en secreto el pecado hace a la persona vivir con un sentimiento constante de culpabilidad que roba la paz del corazón. Hay perdón y restauración en Cristo, quien es «fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1:9) y hay un solo camino que lleva a esa restauración y descanso: el arrepentimiento.

La primera reacción de Rubén, el primogénito, es precisamente lo contrario al arrepentimiento: la negación. Rubén trató de evadir su responsabilidad haciendo creer que él era el bueno y sus hermanos los malos, por eso dijo: «¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre» (Génesis 42:22). Con esto no estaba haciendo otra cosa que engañándose a sí mismo. Él era igualmente responsable, por algo Jacob diría más adelante que Rubén era «impetuoso (inestable) como las aguas».

José los pone a prueba para ver si han cambiado de actitud en todos estos años. Primero pone preso a Simeón y envía a los demás de regreso a casa, para ver si dejarían a Simeón en Egipto (como habrían hecho con José al venderlo) o si regresarían por él. Los hermanos regresaron con Benjamín con el fin de liberar a Simeón. En su segundo viaje son sentados a la mesa para comer con José, y allí Benjamín recibe una porción cinco veces mayor a la de los demás. Esto nos hace recordar cuando Jacob le dio la túnica de colores a José, que produjo rencor y envidia en sus hermanos. Pero ellos habían cambiado ahora, ya que el favoritismo que José mostró hacia Benjamín no impidió que todos se alegraran con él (Génesis 43:34). Finalmente la copa de José es encontrada en el saco de Benjamín, pero Judá ruega que se le permita quedarse en Egipto en lugar de Benjamín, a fin de que éste regrese a su padre porque de otra manera la angustia de Jacob sería muy grande. Nuevamente otra muestra de su cambio ya que cuando ellos mancharon la túnica de José, luego de venderle, y fueron a Jacob a decirle una mentira, no fueron capaces de decir luego la verdad aun a pesar de ver la angustia que había producido en Jacob saber que su hijo José había muerto (Génesis 37:35). Pero todavía falta algo más, José luego que se revela a ellos y les envía de regreso a su tierra les dice «Haréis, pues, saber a mi padre toda mi gloria en Egipto» (Génesis 45:13). Darle la noticia a Jacob sobre José implicaba confesar la verdad que había estado escondida por muchos años.

Ni José ni Jacob guardaron rencor por lo ocurrido. El esconder un pecado nos llevará por una senda de engaño e intranquilidad y esto viene a raíz de la culpa. Por difícil, incómodo, complicado que sea, aprendemos de la historia de los hermanos de José que el arrepentimiento está ligado a dos cosas: la confesión y el cambio. Entre las familias de los patriarcas los hermanos vivieron separados: Abraham-Nacor, Ismael-Isaac, Esaú-Jacob, pero finalmente, los doce hijos de Jacob cierran el libro de Génesis viviendo en armonía.

Miguel Mosquera
Foto de portada y texto: Okay I did it… por Bobbi Jones Jones en Dominio Público (mod. 1200x600px)

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