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Habla, porque tu siervo oye

Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye… Entonces él dijo: Jehová es; haga lo que bien le pareciere. 1 Samuel 3:9,18

La palabra de Dios escaseaba en aquellos días y no había visión con frecuencia, así comienza el capítulo 3 de 1º Samuel. Gran parte de la responsabilidad era de Elí, quien era juez en Israel y, además, el sumo sacerdote. Sin embargo, en estos dos versículos encontramos dos lecciones importantes que Elí le dio a Samuel y que nosotros podemos aplicar en nuestras vidas, ya que Elí le enseña a Samuel en cuanto a tener la actitud correcta hacia la palabra de Dios y hacia los planes de Dios.

La palabra de Dios: tener la actitud correcta hacia la palabra de Dios es muy importante para la vida cristiana. Aunque Elí no recibía visión frecuente de parte de Dios, él le enseña a Samuel de la importancia de que Dios nos hable y de tener un oído presto para escuchar lo que Dios tiene que decir. Obviamente que para nosotros la voz de Dios es la Biblia, y al leer la Biblia debemos tener la misma actitud que tuvo Samuel, de decir a Dios «habla, porque tu siervo oye». El Señor Jesucristo le preguntó a aquel intérprete de la ley (Lucas 10:26): «¿qué está escrito en la ley? ¿cómo lees?» Y hacemos bien en aplicar esto en nuestras vidas: leer la Biblia con la actitud correcta, entendiendo que al leer, Dios mismo nos está hablando.

Los planes de Dios: a medida que leemos la Biblia con el deseo de escuchar lo que Dios tiene que decirnos, nos vamos a dar cuenta que Dios nos irá revelando sus propósitos. A veces Dios usará su Palabra para animarnos y consolarnos, pero en muchas otras ocasiones Dios usará escrituras y ejemplos en la Biblia para mostrarnos áreas en nuestra vida que tenemos que corregir, o algo en nuestro carácter que cambiar, o quizás cosas que no estamos haciendo bien. ¿Tenemos la actitud correcta en aceptar de Dios estas correcciones? Aunque lo que Dios le dijo a Samuel no era muy agradable y, obviamente, Samuel no se lo quería decir a Elí, aquel día Samuel aprendió que cualquiera sea la voluntad de Dios debo aceptarla y sujetarme a ella. «Jehová es; haga lo que bien le pareciere».

 

Pero esto sé: le digo
toda duda, todo afán.
¡Cuán paciente se demuestra!
¡Cuánto gozo a mi alma da!
Mas a veces me reprende;
no sería amigo fiel
si Él nunca me dijera
de las faltas que en mí ve.

Miguel Mosquera
Foto de portada y texto: Cat por George Hodan en Dominio Público (mod. 1024x586px)

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