(5) El Hombre de Dios – Su Oración

MiguelDevocionales, Vida Cristiana

Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; pero el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado… Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová. (2 Reyes 4.27,33)

Esta mujer había tratado muy bien a Eliseo y, debido a que ella no tenía hijo, Eliseo le prometió que ella concebiría un hijo. Así fue, pero cuando el niño creció un día fue a su padre con fuerte dolor en su cabeza y fue enviado a su madre, donde estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió (2 Reyes 4:17-20). Eliseo no sabe nada del asunto cuando la mujer viene a él así que él primero le dice a Giezi que vaya y ponga su báculo sobre el muchacho. Eliseo ya viene cerca de la casa cuando Giezi, su siervo, sale y le dice: “el niño no despierta”. Es allí cuando Eliseo se da cuenta de la seriedad del asunto. Entra en el cuarto y cierra la puerta y, solo con el muchacho, ora a Jehová. No había otra salida, no tenía otra solución, era un asunto que sólo Dios podía resolver así que Eliseo lo deja en las manos del Señor.

A veces pareciera que no nos gusta “molestar” a Dios mucho con nuestras oraciones, como si Él se cansara de escuchar nuestras plegarias, y tratamos de resolver los asuntos por nuestra propia cuenta. Como padres, ¿con cuánta seriedad tomamos el orar por la salvación de nuestros hijos? Esto es algo que requiere de nuestra atención, cerrar la puerta y, estando en privado con Dios, enfocarnos y rogar a Dios por la salvación de ellos. O por la salvación de cualquier otra persona. Podemos caer en el error de pensar que con mencionarlos una vez cada cierto tiempo es suficiente. Es un asunto de vida o muerte eterna, ¡oremos!

Ora a tu Dios de mañana,
Él oye tu oración.
Ora a tu Dios por la noche,
con Él tienes comunión.

Romer Miguel Mosquera