«Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev» (Génesis 12:9)
En nuestras vidas podemos estar haciendo como Abraham, nos detenemos cuando tenemos que seguir andando, como cuando Abraham se detuvo en Harán (11:31), y seguimos andando cuando debemos detenernos, como ocurre aquí. Abraham edifica un altar en cada lugar donde llega, pero al llegar al Neguev no hay altar. Tan sólo un pequeño desvío de la voluntad de Dios provoca apatía en mi corazón, afectando mi vida de oración. Este versículo es clave para lo que sigue, lo que parece una decisión insignificante, al seguir hacia el sur, va a traer una caída mayor que se nos narra en el resto del capítulo. No nos sorprende que cuando viene la prueba, el hambre en la tierra, Abraham tenía su mirada puesta en el sur, Egipto, en vez de estar puesta en el norte, Bet-el.
Debemos tener cuidado en subestimar el impacto de nuestras decisiones, por pequeñas que sean, y no tener en cuenta que algo pequeño ahorita puede hacernos más vulnerables a una caída en el futuro.
Miguel Mosquera
Foto en portada y texto: Abram moves to Canaan por Sweet Publishing/freebibleimages.org bajo la licencia CC BY-SA 3.0 (mod. 1018x700px)