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La Prueba de la Fidelidad

“Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando más por todo el territorio de Israel; y así escaparé de su mano”
(1 Samuel 27:1)

Aunque David no pasó esta prueba podemos aprender también de sus errores. Después que David perdonó la vida de Saúl por segunda vez, él pensó que en cualquier momento iba a morir a manos de Saúl, así que decidió huir a una de las ciudades de los filisteos. Los filisteos eran los enemigos de Saúl y por lo tanto Saúl no lo perseguiría allí, pero recordemos, los filisteos eran también los enemigos del pueblo de Israel y, por lo tanto, enemigos de David también. Aquí en estos capítulos podemos ver tres enemigos de David que nos hacen pensar en los enemigos del creyente:

Que aprendamos de los errores de David a depender en todo momento de Dios e identificarnos siempre con Cristo. Así esto nos cueste persecución y rechazo de parte del mundo, es mejor que hacernos “amigos” del mundo y pasar desapercibidos pero dañar nuestra relación con Dios. Recordemos las palabras de Santiago: “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago 4:4).

Miguel Mosquera

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