Internet: Atraído pero no Atrapado

MiguelVida CristianaLeave a Comment

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¡Por fin! dices, “¡alguien me va a decir si internet es bueno o malo!” Bueno, perdona que te decepcione, pero internet es realmente amoral. “¿Qué?” “¿Qué de toda la lujuria que hay allí?” Es verdad. La pornografía es la industria más grande que usa el internet. Sin embargo, el internet en sí no es más que un puño de computadoras, cables y algunos protocolos básicos de comunicación que han estado presentes por más de una década. La razón por la que esto es importante es porque nos aleja de la pregunta “¿Es el internet (Facebook, Twitter/chat, etc.) bueno o malo?” a “¿Cómo el creyente debe usar el internet?” En vista de esto, en vez de disertar sobre los méritos y desméritos de varios sitios y servicios de internet, aquí hay algunas directrices para usar el internet de una manera saludable espiritualmente, socialmente y emocionalmente.

Úsalo en Pureza

Muy poco sabía Job que la promesa que se hizo a sí mismo (Job 31:1) pudiera llegar a ser un día el lema de un servicio de monitoreo de internet (www.covenanteyes.com) que ayuda a proteger del vicio de la pornografía. La pornografía pudiera muy bien ser la principal amenaza que enfrentan los jóvenes cristianos y las jóvenes cristianas hoy día.

internet1Mateo 5:28 deja bien claro que la mirada lujuriosa es igual a adulterio en el corazón. La reacción bioquímica en la mente y cuerpo es la misma para la pornografía como lo son para una verdadera y legítima relación con tu (futura) pareja matrimonial. No obstante, la relevancia de esto es que el adulterio del corazón no solamente significa el pecado contra Dios y todo lo que esto representa para el creyente, sino también que el repetido uso de la pornografía con autoerotismo, abre un camino que puede llegar a ser la base para un pecado habitual. Entonces, mientras tu permanezcas en buena condición física puedes estar intoxicando secretamente tu mente y corazón con la mujer prohibida (Pr. 5:3, 20) del internet y terminar en una situación peor que otro creyente que pudo haber “caído” y fue disciplinado públicamente por fornicación. El impacto devastador del hábito de la pornografía no debe ser subestimado, incluso si las consecuencias no son aparentemente inmediatas.

Aún más, el hábito de este acto licencioso crea una forma de vida tristemente destructiva que te mantendrá constantemente corriendo a través de un ciclo agotador de pecado, vergüenza, arrepentimiento, confesión y luego pecado otra vez, y otra vez al arrepentimiento y así sucesivamente. Salomón sabía de la cualidad adictiva de este tipo de pecado cuando advirtió que el fornicario “errará por lo inmenso de su locura” (Pr. 5:23). Tu relación con el Señor será una fuente de descanso cuando confiesas y experimentas el perdón y también de culpa cuando batallas con este pecado. Va a afectar tu relación con Él, tu habilidad de adorar, de compartir el evangelio, y de hablar genuinamente de la libertad que la salvación brinda del pecado. Las relaciones con tus amigos y familiares más cercanos va a ser impactada y puedes incluso tener dificultad de ver a miembros del sexo opuesto sólo como puros objetos de placer físico. El impacto es devastador; si te enyugas con el señor equivocado puedes encontrarte en un ciclo tormentoso y repetitivo, diariamente, semanalmente o mensualmente.

¡No seas pusilánime! Tú puedes escoger a qué señor vas a servir en cada momento que enfrentas la tentación. Pablo escribió “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (Ro. 6:16-18). La lección es clara. A lo que nosotros nos enyuguemos va a gobernar nuestros corazones. Cada uno de nosotros toma cientos de decisiones cada día, como a qué le vamos a hacer click y a qué no. Para aquellos que se han ido tras este camino, muchos encontraran una travesía difícil para salir de él. Para aquellos que no, “el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Co. 10:12). Una relación saludable con tu Salvador, creciendo en la fe, y construyendo relaciones fuertes y responsables con otros creyentes del mismo sexo son todos antídotos poderosos contra darle al señor equivocado un punto de apoyo en tu vida.

Pero pureza es mucho más que solamente santidad sexual. Se extiende a otros dominios morales del internet tales como la integridad y legitimidad. La mayoría de nosotros tendrá algún buen ministerio en su iPod pero, ¿qué de la música que escuchamos? ¿Pagaste por todos los derechos de autor de las canciones que tienes juntamente con los ministerios? Por suerte, sólo algunos cristianos habrán robado algo, pero muchos de nosotros tenemos que confesar que hemos sido, o quizás también lo somos ahora, ladrones de propiedad digital (Efesios 4:28). Cuando la pureza es vista como uno de los aspectos de la santidad, los reclamos justos de Dios hablan a cada aspecto de nuestras vidas.

Úsalo de manera Segura

internet2Las palabras de Proverbios 2:11 son muy apropiadas para este caso: “La discreción te guardará”. Los adolescentes más jóvenes tienen que estar particularmente consientes que hay depredadores en Internet. Esto comienza con frecuencia en los chats y se mueve a la mensajería de texto, e-mail, teléfono y luego las reuniones cara a cara. Estos son individuos muy astutos, prestando oído amablemente a las penas de la adolescencia, muy a menudo pretendiendo ser de la misma edad o del sexo opuesto para incitar a un joven inocente en situaciones comprometedoras (o incluso peores). No te comuniques con extraños a través de Internet, nunca arregles un encuentro con un conocido por internet sin un padre presente. Nunca des tu información personal (nombre real, teléfono, dirección, relaciones familiares, fotos) a ninguno que no conozcas. Asegúrate que tu configuración de privacidad en cualquier red social está de manera correcta y que tus padres estén enterados de tus relaciones por internet o fuera del internet.

Úsalo de manera Provechosa

Efesios 5:16 es el texto detrás de este subtítulo: “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. Aún el uso respetable del Internet puede resultar en muchas horas perdidas. Una investigación reciente mostró que cuando un estudiante se abstiene del uso de cualquier equipo de comunicación por 24 horas empieza a mostrar signos de preocupación, ansiedad y aislamiento. La adicción al Internet es un problema real, tanto así que en algunas partes del mundo ya están apareciendo los centros de tratamiento para esta adicción. ¿Qué está pasando? Con tanta información y tanta posibilidad de interacción, internet se ha vuelto un gran desperdicio de tiempo. Es emocionante el compartir fotos con tus amigos de Facebook y es bueno mantenerte enterado de las noticias hasta cierto punto, pero volvamos a lo básico: ¿cómo está Dios trabajando en tu vida en este momento? ¿El uso que le das a internet está facilitando eso o conduciéndote en ese camino?

Más allá del uso provechoso de nuestro tiempo, ¿haz considerado cómo puedes usar el internet para Dios? Esta generación es de eruditos en tecnología, tu estás mejor equipado para iniciar maneras creativas de llevar el mensaje del evangelio al inconverso. Busca el consejo y dirección de los ancianos de tu asamblea en cuanto a esto, ellos estarán interesados de cómo Internet puede ser usado como una herramienta para alcanzar personas para Cristo.

Úsalo Genuinamente

internetUno de las grandes atracciones (y riesgos) del internet es que puede ser usado como un medio de expresar a otros una versión ideal de nosotros mismos. Muchos sitios de juegos multijugador y mundos virtuales están saturados de millones de individuos que expresan una versión perfeccionada de sí mismos. Imagínate, esto no es exclusivo de Internet. Pablo confrontó el mismo tema cuando algunos acusadores reclamaban que él era fuerte en las cartas (piensa en identidad virtual) pero débil e insignificante en persona. ¿Cuál fue su respuesta? “que así como somos en la palabra por cartas, estando ausentes, lo seremos también en hechos, estando presentes” (2º Corintios 10:11). Había una consistencia entre su presentación estando ausente y su presentación cuando estaba cuerpo presente.

Tu dirás: “Ah no, yo, de ninguna manera, tengo problemas con eso”. ¿En serio? Tu foto de perfil en Facebook, ¿la modificaste con Photoshop? Muy bien, puede ser que no, pero ¿cuánto tiempo pasaste escogiendo tu mejor foto? En la vida real tenemos que trabajar duro para presentar la mejor versión nuestra a otros, pero para aquellos que nos conocen mejor puede ser que ni nos molestemos en intentarlo. Sin embargo, en línea es una historia diferente: podemos (incluso casi inconcientemente) bosquejar una versión muy ideal y estilizada de lo que somos para que otros piensen mejor de nosotros.

¿Podrías animar a algún amigo lejano con un mensaje por Facebook? ¿Podrías twitear un pensamiento que has disfrutado del Señor Jesucristo?
¿Qué está a la raíz de todo esto? Es simplemente pecado. En nuestro orgullo queremos poner siempre nuestra mejor cara en las cosas. Pero, ¿qué nos ha llamado Dios a hacer? Él nos ha llamado, no a poner nuestro estado ideal, sino “vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros” (Efesios 4:24-25).

Este modo de vida genuino está marcado por la ausencia de la falsedad, aun cuando podemos pretender ser algo no debemos hacerlo. Más bien, debemos permitir que Dios obre en nosotros para producir características de justicia y santidad.

Úsalo Sabiamente

En los años 90 e incluso antes, Internet era más un medio tradicional donde el contenido era creado por “ellos” y dado a “nosotros” para leerlo. Ahora con lo que libremente es llamado Web 2.0 y las redes sociales, el poder de crear contenido en Internet ha sido dado a las masas. En pocos minutos, puedes crear un blog, twitear a un grupo de seguidores, o actualizar el status de tu perfil agregando fotos, videos y otra información. Tú puedes llegar a ser la fuente, y no sólo el consumidor, del contenido. Necesitamos se cuidadosos con esto. Internet es un nuevo megáfono para el narcisismo. Puedes twitear un sin número de detalles de tu día pero, ¿realmente a alguien le interesa saber eso? “No seas sabio en tu propia opinión” (Proverbios 3:7) es una buena indicación para nosotros mientras usamos internet. Los principios bíblicos escritos para guiar nuestro lenguaje son también muy relevantes para guiar nuestra contribución a discusiones en línea, nuestros tweets, mensajería de texto, actualizaciones de status, y cualquier otra manera en que podamos agregar contenido en Internet. Nuestras contribuciones deben ser santas (Efesios 5:3-4), con gracia (Colosenses 4:6), ausentes de maldad (Santiago 4:11-12), evitar la calumnia u hostilidad (2 Corintios 12:20). Quizás una versión de internet para la exhortación de Pablo a los Efesios podría leerse, “Ninguna comunicación corrompida salga de vuestro teclado, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los internautas”.

Que el Señor nos dé sabiduría en este nuevo mundo. El Internet no es malo, pero es usado para mucho mal. ¿Cómo podemos usarlo para la gloria de Dios? ¿Podrías animar a algún amigo lejano con un mensaje por Facebook? ¿Podrías twitear un pensamiento que has disfrutado del Señor Jesucristo? ¿Enviarías un mensaje de texto con un versículo que Dios ha puesto en tu corazón? Con sabiduría y cuidado seamos atraídos pero no atrapados, siguiendo el consejo de 2º Pedro 3:17-18 “guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.

Caleb Simonyi-Gindele
Tomado de Truth & Tidings
Usado con permiso

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