La Tentación del Mundo

MiguelDevocionales, Vida Cristiana

Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
(Mateo 4:8-11)

Nada de lo que hay en el mundo se puede comparar con Cristo. Todo el brillo esta creación se desvanece con la gloria del Creador. Pero el mundo es una de las herramientas favoritas del enemigo para tentar y la usó con el Señor también. Nosotros caemos en la tentación cuando apenas se nos muestra una pequeña parte de este mundo, pero el diablo le mostró al Señor “todos los reinos del mundo y la gloria de ellos”. Lucas es el que nos da el detalle de que lo hizo en “un momento”. Toda la majestad de la que este mundo se jacta puede ser mostrada en un momento, sin embargo la eternidad es muy pequeña para mostrar la grandeza de Dios.

Nuevamente Satanás quiere que el Señor se salga de la voluntad del Padre, puede hacerle rey y evitar la cruz, sería mucho más fácil dejarse llevar por esta tentación y evitar una vida de sufrimiento, pero más adelante el Señor les va a enseñar a sus discípulos que “en el mundo tendréis aflicción” (Juan 16:33). El mundo aparenta, muestra el lado bueno y nos hace caer. Asaf, en el salmo 73, relata cómo casi desliza al ver la prosperidad y la ‘buena vida’ del impío y pensó en seguir el mismo camino hasta que se dio cuenta del fin de ellos. “El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17). ¡Cuántas veces hemos cedido a esta tentación que Satanás nos pone delante! El mundo es atractivo, pero el que ama al mundo el amor del Padre no está en él (1 Juan 2:15). El mundo se opone a Dios y detrás de todo ese brillo engañoso lo que busca es alejarnos del Padre y de Su voluntad para nosotros.

El Señor usó un solo libro de la Biblia contra el enemigo: Deuteronomio. Al igual que David, de las cinco piedras que tomó (podríamos pensar en el pentateuco) usó una sola para vencer al gigante. Los ángeles se admiraron ante la perfección del Salvador y como venció en la tentación a aquel que engañó a miles de ángeles al principio. El Señor no cedió ante el enemigo, ni en la tentación, ni en el resto de su vida, pero le dio su golpe mortal en la cruz. Aprendamos de nuestro Señor en cómo actuar en la tentación, porque Él nos dice: “confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Miguel Mosquera